matéman, ese personaje que nunca vemos tomar mate sino que siempre está por tomarlo o ya lo tomó en situaciones absurdas, o especialmente ordinarias. Escrito en minúscula y con acento a propósito, o quizás no, matéman busca hacerte reír, transmitirte serenidad y humildad en tiempos agitados y confusos.
matéman serigrafía, Juanchila, 2019.3.31, The Common House, Londres.
matéman nace el 13 de diciembre de 2018, sin mayúscula, durante una reunión de trabajo. Cansado de escuchar las boludeces de quien entonces era mi jefe, me puse a hacer rayas y círculos con mi lapicera BIC sobre un cuaderno.
El primer dibujo de matéman no fueron sino tres líneas: ‘–_–’. Dos cosas inspiraron esas líneas. La primera fue el uso del emoji Cara Sin Expresión, parte del Unicode 6.1 en 2012 y añadido a la versión Emoji 1.0 de 2015. Paradójicamente, recuerdo que me causó mucha gracia la intensidad expresiva de ese emoji, ya que genera una mezcla de frustración, fastidio, contrariedad, serenidad, intriga, atractivo, y a veces, dependiendo del contexto, malicia, travesura, culpa, inocencia y sinceridad.
La segunda cosa que, inconscientemente, inspiró esas primeras líneas fue Tzuki, la caricatura de un conejo creado por la internauta china Wang Momo, y que vi y usé por primera vez en la red social china WeChat cuando vivía en Shanghai. Tzuki está dibujada con trazos bien gruesos, sus ojos son dos líneas horizontales negras, el cuerpo es blanco y las orejas son largas y bien finas. Así, alrededor esas tres primeras líneas dibujé un círculo choto a modo de cabeza y unos puntitos como barba. Y como ese día hacía frío, le puse una bufanda. Y ahí fue que se me dio por dibujarle un mate y una pava con agua caliente, ¡sin hervir! (entre 70ºC y 85ºC… cosa de satisfacer las diferentes escuelas). Bueno ya, que tenía el personaje.
Primeros 6 borradores de matéman sobre un cuaderno de trabajo, Redruth, Cornwall, Inglaterra, 13.12.2018 (CC 2023, Juanchila).
Poco después vino el nombre que, por varias razones, tenía que ser uno de antihéroe. A ver, el tipo es calvo, tiene panza cervecera, calza casi siempre pantuflas, chancletas u ojotas (son más fáciles de dibujar), y vive mal afeitado con una barba eterna de tres días. Aunque entonces no lo sabía, matéman era una especie de alter-ego, un plano de proyección de mis siempre cambiantes estados psico-emocionales y físico-testo-hormónales. Luego de varias ideas absurdas surgió ‘mateman’, pero no daba escribirlo sin acento, si bien los chistes son en castellano, quería que su nombre fuera algo más universal (en inglés ‘mateman’ suena como meitman). Bueno…matéman, pues. Gramaticalmente incorrecto, supe de inmediato que habría objeciones. ¿Solución? ‘matéman’ iría siempre escrito en minúsculas, en singular, y con acento en la ‘é’, mientras que la palabra ‘mate’ jamás llevaría acento (salvo en la traducción de las descripciones).
En cada uno de mis dibujos trato de aprender de otros artistas, pero el desarrollo de matéman como caricatura estuvo inspirado desde un primer momento en dos artistas argentinos que mis padres y sus amigos aprecian mucho: Joaquín Salvador Lavado Tejón, ‘Quino’, y Roberto Alfredo Fontanarrosa. De Quino, su Mafalda eterna y su sátira de temas sociales ‘serios’ que muy sutilmente intento integrar en algunos dibujos. De Fontanarrosa, sus Inodoro Pereyra y Boogie, el aceitoso, y por sobre todo su ilustración, en 2004, del poema épico El Gaucho Martín Fierro de José Hernández. En ese trabajo, uno de sus últimos, Fontanarrosa hace uso de flechitas contextuales para explicar cosas que son más bien evidentes.Por ejemplo, un ave apartada, dibujada al margen de una página y una flecha con el texto ‘ave solitaria’.
Si bien los matéman pueden variar, en la técnica o el material, hay un canon, un proceso de matémanización, innegociable: matéman aparece siempre, sin excepción, con un mate, un termo y al menos una flechita ‘contexto-explicativa’. matéman nunca aparece tomando mate, sino que siempre está por tomar mate, o ya se lo ha tomado.
“No te olvides de reír todos los días un poquito,” me supo decir una vez ‘Chidoro’, mi viejo, para mí cumpleaños 28; “no hay que nadar en lo profundo, pero tampoco quedarse en la orilla,” o algo así va una de las ‘recetas fenicias’ de Luci, mi vieja. matéman se trata de eso; reír que nos hace bien, hacer preguntas para las que no siempre hay respuestas, y transmitir serenidad y humildad en tiempos agitados y confusos.
matéman existe gracias a la presencia y energías terrenales y cósmicas de Elona y Nawel, de Chidoro y Luci, de Sole, Guada, Andrés y Mario, de mis abuelas Kela y Esther, de las familias Moreno, Hoover, Ruben, Novak, Casado, Marinsaldi, Bernasconi, Maldonado, Satre, Afonso Suarez y Robertsdotter Berglund, y de infinidad de amigos.